Tirado en las escaleras de un club del Village, cubierto de pintura y temblando, Basquiat, con un hilo de saliva fugándose por la comisura de sus labios de cartón(como los de un muñeco de ventrílocuo), le dijo a su amigo Martin Aubert:

-“Me he metido heroína, he decidido que el verdadero camino de la creatividad es quemarse. Mira a Janis Joplin, Jimy Hendrix, Billie Holliday, Charlie Parker…”

Martin le objetó- ¡Pero todos están muertos!

-Si, ese es el precio- dijo Jean-Michel mirándose las manos maquilladas de azul cobalto.


Ilustración: Jean–Michel Basquiat, Autorretrato (Plaid), 1983.
Acrílico y papel sobre papel

Natasha Gudermane

Lo que queda...

Lo que queda después de la flor
es una cosa sin dientes,
recordando
el misterio de la flor, la espantosa aguja
para grabar en la piel las sílabas
del dolor: y la vida
es como una irritación, o una molestia
de ser nada aun,
como un recuerdo.


Leopoldo María Panero