En la obra del dibujante Ashley Wood la influencia de su admirado Gustav Klimt se hace notar en todos los trazos: en los rasgos de grafito y plumilla, finos, angulosos y seguros como de alambre; en los barridos del pincel seco de sus fondos expresionistas; en la delgada elegancia de las figuras, con de dedos largos y huesudos, que acarician la superficie del papel como palpando el terreno a pisar. Sus historias, siempre al borde del precipicio onírico y surrealista, nos obligan a recorrerlas con la obligación del asombro, caminando como funambulistas por el cierre, cuando lo hay, de las viñetas y terminar haciendo el salto del ángel en la cascada de acuarela de la pagina siguiente.
Wood muda el cómic en novela grafica, lo renueva, lo hace crecer.



...¿Alguien puede decir un, dos, tres y sacarme de la hipnosis?. Gracias

3 comentarios:

Elisa McCausland dijo...

Mmm, el cómic no muda a novela gráfica. Este último sintagma no es más que el intento de un hombre, en este caso Eisner, de dignificar un trabajo. Ya no hace falta dignificar con términos eufemísticos la profesión. Ashley Wood hace del ordenador pincel, de la mancha viñeta, y de la narración cómic.

Julio Rey dijo...

Paul Auster, City of glass, ¿comic dignificado o novela gráfica?.

Como las tijeras de Josep Renau, también el ordenador de Wood huele maravillosamente a trementina.

Elisa McCausland dijo...

Paul Auster+ Mazzuchelli (otro genio)= intertextualidad?

Creación!