no culpemos aquel que abrió la puerta del estercolero sino a los que se cagaron fuera


En la odisea de Kubrick el monito Moonwatcher mira hipnotizado la belleza de la luna. Una vez domina el medio -una vez el hermano redentor soluciona la gran cagada de Epimeteo, asegurándonos un promedio de x años de vida primermundista- la belleza de la luna ya no nos parece tan misteriosa. Es un satélite y no una diosa, dicen. Tiene moléculas de helio y argón, iones de sodio y potasio y la mayor parte de los gases en su superficie provienen de su interior.

Microscopio, telescopio, estereoscopio, rayos x, cálculos infinitesimales, geometrías no euclídeas… ¡y mi cámara de fotos de usar y tirar pinta mejor que tú! Pobre Masaccio, ahora su trampantojo de la Trinidad no engañaría a un niño de seis años. Pero ese niño también sufre: cuando pinta, cuando se recrea con su obra, cuando piensa que el ratón Mickey le está saliendo de narices le traiciona su pobre vejiga. Deja el dibujo a medias, vuelve y encuentra que se lo han cambiado: ¡¡el ratón parece una musaraña!!

Y si no es así, pronto lo será:

Es muy difícil elegir un objeto porque, transcurridas un par de semanas, o te agrada o lo detestas.

Ay, si te gustas demasiado… y si en nuestro onanismo nos repetimos sin crear, Lichtenstein, Rothko y demás… Y qué es el gusto sino una imposición social (excepto para Fraga Iribarne y sus pantalones de cintura pectoral).

La elección de los ready-mades siempre se basa en la indiferencia visual y en la completa ausencia de buen o de mal gusto, Duchamp le contaba a Cabanne.

Mirad que gran trazo, mirad que composición, mirad la pasta que vale…

- Ah, ¿Usted entiende de arte?

- Bueno, en realidad soy un snob. Lo que he dicho lo he oído por ahí, y si está en EL MUSEO debe ser muy bueno, ¿no?

- Sí, sí, claro… Seguro que el mismo trazo suelto lo apreciaría en un urinario…

¡Recuperemos el misterio de la Luna! Abracemos la casualidad, aborrezcamos la causalidad, meémonos en la Obra mayúscula, absurdo, absurdo Dadá…

Pero no seamos ingenuos, su gran victoria es a la vez su mayor derrota: absorbido por el statu quo, Dadá el anti-arte y consigo el Arte murió (Danto, Kuspit…). Porque ahora estamos envueltos de pura mierda, pero no de la buena como la de Manzoni, sino pura mierda que no vale una mierda. No culpemos aquel que abrió la puerta del estercolero sino a los que se cagaron fuera.

Pintoras enrambladas, pintores de marismas y olivares, pintores de fin de semana y amas de casa marchitadas en busca de llenar su salón…

El juego terminó, ¡qué bonito = ay, qué horror!

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